Catalina Fara
Fara, Catalina Un horizonte vertical : imágenes del paisaje urbano de Buenos Aires en la cultura visual 1910-1936 / Catalina Fara. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Ampersand, 2020. Archivo Digital: descarga 1. Arte Argentino. 2. Sociología de la Cultura. I. Título. CDD 709.8212 |
Primera edición, Ampersand, 2020.
Cavia 2985, piso 1
C1425CFF – Ciudad Autónoma de Buenos Aires
www.edicionesampersand.com
© 2020 Catalina Fara
© 2020 Esperluette SRL, para su sello editorial Ampersand
Edición al cuidado de Diego Erlan
Corrección: Belén Petrecolla
Diseño de colección: Tholön Kunst
Procesamiento de imágenes: Guadalupe de Zavalía
Maquetación: Silvana Ferraro
Imagen de tapa: Pío Collivadino, Banco de Boston/Diagonal Norte, óleo sobre tela, 77 x 100 cm, ca. 1926. Colección privada.
Digitalización: Proyecto451
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático.
Inscripción ley 11.723 en trámite
ISBN edición digital (ePub): 978-987-4161-50-5
CALEIDOSCÓPICA
Colección dirigida por Sandra Szir
1. Fernando Brambila, Vista de Buenos Ayres desde el camino de las carretas, aguada, 36 x 58 cm, 1794. Fuente: Bonifacio Del Carril y Aníbal Aguirre Saravia, Iconografía de Buenos Aires. La ciudad de Garay hasta 1853 (Buenos Aires, Municipalidad de la Ciudad, 1982), p. 133
2. “En el Balneario Municipal de la ciudad de Buenos Aires”, La Prensa, 11 de febrero 1934 (detalle)
3. “El remolcador se acerca a Buenos Aires”, La Nación, 4 de octubre 1936 (detalle)
4. Vista parcial de Buenos Aires tomada de la dársena Norte. Fuente: La República Argentina en su primer Centenario, 1810-1910 (Buenos Aires, BNA/Fototeca Benito Panuzzi, 2010 [1910]) (Edición facsimilar)
5. Pío Collivadino, Usina, óleo sobre tela, 82 x 106 cm, ca. 1914. Colección Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori. Foto cortesía Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori
6. Alfredo Guttero, Silo, óleo sobre papel, 16 x 22 cm, ca. 1928. Colección Museo Nacional de Bellas Artes (sede Neuquén). Foto cortesía Museo Nacional de Bellas Artes
7. Alberto Prebisch y Ernesto Vautier, “Hacia un nuevo estilo”, Martín Fierro 21, año II, 28 de agosto 1925
8. W. Melgrarejo Muñoz, Pescadores de mojarras, óleo, 145 x 115 cm, 1936. Fuente: Catálogo del XXVI Salón Anual de Artes Plásticas, 1936, n.° 146
9. Arriba: Eugenio Daneri, Caída de la tarde, óleo sobre cartón, 61 x 78 cm, 1930. Expuesto en el XX Salón Nacional de Bellas Artes (reproducido en catálogo, p. 36). Colección Museo Nacional de Bellas Artes (sede Neuquén). Foto cortesía Museo Nacional de Bellas Artes. Abajo: “Un día en el Riachuelo”, La Nación, 28 de marzo 1926 (detalle)
10. Benito Quinquela Martín, A pleno sol, óleo sobre tela, 250 x 200 cm, 1924. Colección Museo de Bellas Artes de La Boca Benito Quinquela Martín. Foto cortesía Museo de Bellas Artes de La Boca Benito Quinquela Martín
11. Pío Collivadino, Banco de Boston/Diagonal Norte, óleo sobre tela, 77 x 100 cm, ca. 1926. Colección privada. Fuente: Laura Malosetti Costa, Collivadino (Buenos Aires, El Ateneo, 2006), p. 221
12. Ceferino Carnacini, Buenos Aires/Banco de Boston, óleo, 1927. Expuesto en el Salón de Acuarelistas, Aguafuertistas y Pastelistas de Buenos Aires en 1927. Fuente: Namucurá, “El XIII Salón de Acuarelistas, Aguafuertistas y Pastelistas”, Caras y Caretas 1498, año XXX, 18 de junio 1927
13. Aurelio Cincioni, En plena tarea, óleo, 1931. Expuesto en el XXI Salón Nacional, 1931 y en el XIV Salón de Otoño de Rosario, 1934. Foto cortesía archivo Cincioni
14. Alberto María Rossi, Buenos Aires, óleo, 150 x 160 cm, 1912. Primer premio de Pintura, II Salón Nacional de Bellas Artes, 1912. Colección Museo Nacional de Bellas Artes. Foto cortesía Museo Nacional de Bellas Artes
15. “Corrientes parece la calle de una ciudad bombardeada”, Caras y Caretas 1905, año XXXVIII, 6 de abril de 1935 (detalle)
16. Aquiles Badi, Ruinas, 1936. Fuente: Romualdo Brughetti, Aquiles Badi (Buenos Aires, Losada, 1945)
17. Onofrio Pacenza, Plaza de la República, óleo, 75 x 122 cm, 1937. Expuesto en el XXVII Salón Nacional de Bellas Artes, 1937. Fuente: “Nuestros artistas plásticos”, La Prensa, 21 de mayo 1950
18. Publicidad de cigarrillos Centenario, Caras y Caretas 599, año XIII, 26 de marzo 1910
19. Pío Collivadino, Paseo Colón, óleo sobre tela, 85 x 70 cm, 1925. Colección Museo de Bellas Artes de La Boca Benito Quinquela Martín. Foto cortesía Museo de Bellas Artes de La Boca Benito Quinquela Martín
20. “La ciudad de hoy, en plena marcha hacia el progreso”, en Cincuentenario de la federalización de Buenos Aires, 1880-1930 (Buenos Aires, Municipalidad de la Ciudad, 1932), p. 54
21. Augusto Marteau, Plaza San Martín, óleo, 1935. Fuente: Catálogo del XXV Salón Nacional de Artes Plásticas, 1935
22. Gaston Bourquin, “Vista parcial”, Buenos Aires (Gaston Bourquin y Cía., ca. 1930)
23. Alfredo Lazzari, Calle Piedras y San Juan, óleo sobre cartón, 25 x 38 cm, 1915. Colección MOSE. Foto cortesía Colección MOSE
24. “Florida de noche, en plena actividad”, La Nación, 22 de octubre 1933, tapa sección 3.° (detalle)
25. Octavio Fioravanti, Calle, óleo, 1927. Fuente: Catálogo del XVII Salón Nacional de Bellas Artes, 1927
26. Augusto Marteau, Plaza Retiro, óleo, 1927. Fuente: Catálogo del XVII Salón Nacional de Bellas Artes, 1927
27. Publicidades de máquinas de escribir Royal, Caras y Caretas, 1925
28. Avenida Callao. Tarjeta postal, Gaston Bourquin y Cía., ca. 1925
29. Izquierda: “Estética bonaerense”, Caras y Caretas 735, año XV, 2 de noviembre 1912. Derecha: “Se prohíbe fijar carteles”, dibujo de Alejandro Sirio, Caras y Caretas 1068, año XXII, 1919
30. Alfredo Lazzari, Calle Dorrego y Santa Fe, tinta sobre papel, 13,8 x 10,8 cm, s. d. Colección familia Lazzari. Foto cortesía Museo de Bellas Artes de La Boca Benito Quinquela Martín
31. Izquierda: “Rincones porteños. Plaza San Martín”, Caras y Caretas 1544, 5 de mayo 1928.
Derecha: Enrique Prins, Plaza San Martín, óleo, 105 x 110 cm, 1936. Fuente: Catálogo del XXVI Salón Nacional de Bellas Artes, 1936.
32. Mapa de las zonas más representadas por cada artista en sus obras. Elaboración de la autora
33. Luis Augusto Chareun, Atardecer, óleo, 1935. Fuente: Catálogo del XIV Salón de Otoño (Comisión Municipal de Bellas Artes, Rosario, 1935), p. 125
34. Arriba: “Después de la lluvia”, Caras y Caretas 625, año XIII, 24 de septiembre 1910 (detalle). Abajo: Pío Collivadino, Crepúsculo en el arrabal, óleo, reproducido en Caras y Caretas 762, año XVI, 10 de marzo 1913
35. Arriba: Onofrio Pacenza, Calle Blanco Encalada, óleo, 1933. Fuente: Catálogo del XXIII Salón Nacional de Bellas Artes, 1933, n.° 154. Abajo: “Los peligros y la suciedad del arroyo Maldonado”, Caras y Caretas 1242, año XXV, 22 de julio 1922 (detalle)
36. Abel Laurens, Suburbio, óleo. Fuente: Catálogo del XXIII Salón Nacional de Bellas Artes, 1933, n.° 117
37. Horacio March, Paisaje de Buenos Aires. Fuente: Alfar 74, año XI (julio 1933)
38. Miguel Carlos Victorica, Una calle de La Boca, óleo sobre cartón, 23 x 26 cm, 1929. Expuesto en Galería Nordiska, 1934. Fuente: La Nación, 4 de noviembre 1934. Foto cortesía Museo de Bellas Artes de La Boca Benito Quinquela Martín
39. Víctor Cúnsolo, Calle de La Boca ó Calle Magallanes, óleo sobre tela, 70 x 80 cm, 1930. Colección Museo Nacional de Bellas Artes. Foto cortesía Museo Nacional de Bellas Artes
40. Fortunato Lacámera, Desde mi estudio, óleo sobre hardboard, 106 x 76 cm, ca. 1930. Colección Museo de Bellas Artes de La Boca Benito Quinquela Martín. Foto cortesía Museo de Bellas Artes de La Boca Benito Quinquela Martín
41. Adolfo Bellocq, Mala sed, aguafuerte sobre papel, 68 x 49,6 cm (plancha 49,6 x 36,6 cm), ca. 1930. Colección Museo Nacional de Bellas Artes. Foto cortesía Museo Nacional de Bellas Artes
42. Adolfo Bellocq, viñeta para la primera edición de la novela Historia de arrabal (1922), de Manuel Gálvez
43. Guillermo Facio Hebequer, “Retiro”, parte de la serie Buenos Aires, litografía sobre papel, 52 x 42 cm. Colección Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori. Foto cortesía Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori
44. Julián González, Del Buenos Aires viejo, aguafuerte, tríptico, 1931. Fuente: Catálogo del XXI Salón Nacional de Bellas Artes, 1931, p. 141
45. Izquierda: Orestes Urbini, Una calle, óleo, 1931. Fuente: Catálogo del XXI Salón Nacional de Bellas Artes, 1931, p. 167 (Premio Estímulo de Pintura). Derecha: Orestes Urbini, Buenos Aires que surge, óleo, 177 x 122 cm, 1937
46. Vista de la calle Florida desde la esquina de la calle Perú y Avenida de Mayo, ca. 1910. Fuente: La República Argentina en su primer Centenario, 1810-1910 (Buenos Aires, BNA/Fototeca Benito Panuzzi, 2010 [1910]) (Edición facsimilar)
47. De izquierda a derecha: 1) Publicidad de la Compañía Argentina de Cemento Portland, Revista de Arquitectura, agosto 1936; 2) “Buenos Aires a la República”, La Nación, 14 de junio 1936 (detalle); 3) Publicidad de aperitivos, Caras y Caretas, 6 de marzo 1937
48. Horacio Coppola, “Un cielo de Buenos Aires”, “Avenida Leandro N. Alem y Maipú (norte)”, en Buenos Aires 1936. Cuarto centenario de su fundación. Visión fotográfica (Municipalidad de Buenos Aires, 1936), pp. 38-39
49. Horacio Coppola, “1900-1936. Calle Victoria al 2500 (oeste)”, “Calle San Martín a las 24 horas (centro)”, en Buenos Aires 1936. Cuarto centenario de su fundación. Visión fotográfica (Municipalidad de Buenos Aires, 1936), pp. 112-113
50. Víctor Rebuffo, Nuestra urbe, xilografía, 1930. Fuente: Catálogo del XII Salón de Rosario, 1930, p. 66
Estas páginas conjugan mi fascinación por la ciudad y mi amor por el arte. Están llenas de imágenes, relatos y trayectos que buscan reconstruir miradas del pasado, pero que también tienen que ver con la experiencia urbana en el presente. Este libro es el resultado de una investigación que fue posible gracias a la obtención de las Becas de Posgrado Tipo I y Tipo II que otorga el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), y que culminó con la tesis de doctorado que defendí en 2016 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Pero no podría encontrarme escribiendo estas palabras de no ser también por tantas personas que me han ayudado de diversas maneras durante esta aventura. A riesgo de no poder nombrar a todos, sepan que están en mi corazón y que un pedacito de este libro es de cada uno de ustedes.
En primer lugar, debo mi agradecimiento a la Dra. María Isabel Baldasarre, por su confianza y apoyo al dirigirme tanto en el doctorado como en mi tesis de maestría, defendida en 2013 en el marco de la Maestría en Historia del Arte Argentino y Latinoamericano del IDAES-UNSAM. Su dedicación constante, sus lecturas críticas y su compromiso con el desarrollo de la investigación fueron (y siguen siendo) fundamentales. Sus comentarios siempre atinados, su buen humor y optimismo hicieron de este camino una experiencia inmejorable. Agradezco también su generosidad en invitarme a trabajar con ella en diversos proyectos que me permitieron crecer profesionalmente. Gracias a la Dra. Laura Malosetti Costa, quien como codirectora fue una maestra ejemplar y una guía excepcional por los laberintos académicos. A ambas les agradezco la paciencia, los consejos y la posibilidad de seguir compartiendo con ellas hermosos y enriquecedores momentos aquí en Buenos Aires y en cualquier parte del mundo.
Muchas gracias a las Dras. Alejandra Torres y Claudia Schmidt que, como jurados de mi tesis de maestría, me ayudaron con sus reflexiones y sus lecturas estimulantes, las cuales fueron muy útiles y fructíferas al enfrentar la escritura de la tesis doctoral. En particular a la Dra. Sandra Szir, quien también fue jurado, pero con quien he compartido otros ámbitos laborales y proyectos de investigación. Le agradezco sus amables consejos, su generosidad, su honestidad intelectual y su confianza en mi trabajo, que siguen siendo un incentivo fundamental, sobre todo, por ser un ejemplo en lo laboral y en lo personal. Agradezco también a las Dras. Diana Wechsler, Patricia Artundo y Emilce Sosa, cuyos acertados comentarios y atenta lectura como jurados de la tesis doctoral fueron de gran valor para mí.
El trabajo compartido en los diversos proyectos de investigación de los que he participado desde 2008, en el contexto de la Universidad de Buenos Aires, de la Universidad Nacional de San Martín (en el IDAES y en el IIPC-TAREA) y en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, me permitió no solo ampliar mis conocimientos y tomar contacto con materiales y problemáticas particulares, sino que pude crecer en el intercambio y el debate, indispensable para la tarea académica. Muchas de las cuestiones planteadas en este libro fueron discutidas en estos ámbitos, por eso les debo un especial agradecimiento a Silvia Dolinko, Marta Penhos y Verónica Tell por sus agudos comentarios y por los proyectos e intereses compartidos. Gracias también a los profesores, colegas y amigos con los que compartí clases, seminarios de doctorado, congresos, cátedras y proyectos curatoriales, cuyo estímulo, apoyo y compañía continúan siendo invalorables: Juan Albin, Nora Altrudi, Paola Ambrosio Lázaro, Javier Basile, Pablo Bercovich, José Emilio Burucúa, Agustín Diez Fischer, Déborah Dorotinsky, María José Esparza Liberal, Mónica Farkas, Pablo Fasce, Fabricio Forastelli, Carla García, María Amalia García, Marcela Gené, Andrea Gergich, Georgina Gluzman, Matilde Llambí Campbell, Mariana Marchesi, Fabio Massolo, Mariela Monsalve, Milagros Noblía, Emanuel Pan, Ana Schwartzman, Gabriela Siracusano, Sebastián Vidal Mackinson, Hiram Villalobos y Patricia Zaietz.
Debo mi gratitud a quienes amablemente me asistieron y me ayudaron con las búsquedas en las bibliotecas, museos y archivos que he consultado, sobre todo de aquellos donde pasé largas jornadas: Fundación Espigas, Biblioteca de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UBA), Museo Nacional de Bellas Artes, Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori y Biblioteca de la Sociedad Central de Arquitectos. Gracias por su disposición y gentileza al atender mis listas interminables de pedidos de material. Debo mencionar especialmente a Víctor Fernández, director del Museo de Bellas Artes de La Boca Benito Quinquela Martin, que estuvo en el inicio de este camino. En mi paso por las áreas de investigación y educación del museo fue donde aparecieron los primeros interrogantes planteados en este libro.
La posibilidad de participar en el programa “Unfolding Art History in Latin America” de la Getty Foundation entre 2012 y 2014 significó la proyección de este trabajo hacia nuevas direcciones, al poder discutir los avances de mi investigación con colegas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y México. Agradezco a todos los profesores y compañeros con quienes a lo largo de casi tres años compartimos largas jornadas de trabajo y de clase, pero también charlas, viajes y divertidos momentos de relax inolvidables. En particular agradezco a Ninel Valderrama, amiga entrañable que conocí durante este proyecto, por estar siempre cerca a pesar de la distancia.
Gracias al hermoso grupo humano que conforma Ediciones Ampersand, especialmente a Ana Mosqueda, Diego Erlan y Victoria Britos por su apoyo y confianza para convertir en realidad este libro.
Quiero expresar mi infinita gratitud a mis queridos amigos y colegas María Filip y Juan Cruz Andrada por el apoyo, por celebrar mis alegrías y entender mis momentos de incertidumbre, por los proyectos compartidos, los consejos y las críticas constructivas. Gracias a ambos por los hermosos momentos que pasaron y por los que sin dudas estarán por venir.
Por último, pero no por ello menos importante, quiero agradecer a mi familia y en especial a mi madre, Eugenia Cincioni, por ayudarme y acompañarme siempre en todo lo que me propongo. Durante este proceso fue un soporte fundamental con sus lecturas inteligentes y las correcciones certeras de todos mis escritos; por haberme dado fuerzas y haberme motivado para seguir. Decir gracias no es suficiente por su amor, por su generosidad y por ser un ejemplo de vida para mí.
Finalmente, gracias a Pablo Fernández Kruk por haberme alentado, por haberme entendido y por haber soportado mis nervios con buen humor durante los tiempos de trabajo de sol a sol; pero, sobre todo, le agradezco su amor incondicional y su tierna compañía, que llenan mi vida de felicidad.
A todos, nuevamente, mi infinita gratitud y reconocimiento.
Buenos Aires, diciembre 2019
El escenario contemporáneo de imágenes que nos envuelve en forma cotidiana provoca una fundada confusión. El creciente desarrollo de las tecnologías de circulación de información y entretenimiento que se suman a los canales tradicionales de comunicación visual demanda una mirada atenta e invita a una decodificación incesante. La colección Caleidoscópica ofrece aquí un título más en este conjunto que aspira a una comprensión de las imágenes en sus sentidos variables, y que pretende hacer un aporte a la compleja operación de alfabetización visual, si es que existe tal posibilidad. En este marco, este libro indaga laboriosamente en las cuestiones teóricas e históricas acerca del estatuto de la imagen, las representaciones y sus relaciones con lo social.
Un horizonte vertical. Paisaje urbano de Buenos Aires (1910-1936) propone una exhaustiva exploración sobre las representaciones del entorno y del espacio habitable de la ciudad de Buenos Aires en un análisis que cruza una multiplicidad de imágenes e historias, paisajes urbanos, planos y proyectos urbanísticos. El período comprendido abarca desde la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo hasta la del cuarto centenario de la primera fundación de la ciudad, momento de grandes transformaciones materiales en el tejido urbano de Buenos Aires. En su libro, Catalina Fara sugiere, en el marco de los estudios visuales, un intercambio fluido entre las representaciones y los discursos políticos, literarios y proyectuales.
Este marco conceptual, en estrecha vinculación con la historia del arte, presenta una maleabilidad que lo habilita a los diálogos transdisciplinares. En el caso de este libro, las herramientas teóricas utilizadas para abordar el espacio natural y cultural del paisaje urbano y los modos en que el mismo es practicado, representado, conceptualizado y cartografiado son las de la historia de la arquitectura y las de la geografía. Estos entrecruzamientos constituyen una de las mayores riquezas de este volumen. La autora enfoca pues una narrativa que analiza tanto la urbanística, el espacio habitable y su desarrollo como sus representaciones pictóricas, fotográficas y literarias, junto con los poderes económicos y las políticas que impulsaron los desarrollos urbanos.
Catalina Fara interroga los discursos y las imágenes que construyeron la representación de Buenos Aires y se pregunta así por los modos en que imágenes y palabras se interpelan mutuamente y se vinculan con el espacio habitado. Tales preguntas remiten a problemas teóricos que involucran en especial la cuestión de si los discursos pueden plasmarse visualmente y, a su vez, si hay un sentido textual que las imágenes producen. Por otro lado, el libro aborda las relaciones entre imágenes en diversos registros y soportes, y los modos diferentes que tienen de significar según el canal de comunicación al que pertenezcan.
Pero estas preguntas generales en Un horizonte vertical se canalizan a través de los sentidos que las representaciones proyectan sobre los lugares. Uno de los problemas que el libro plantea es si el corpus seleccionado de imágenes de paisajes de Buenos Aires conforma un imaginario que construye una identidad de la ciudad. El concepto de imaginario al que Catalina Fara refiere involucra representaciones, ideas, imágenes, discursos críticos o textos literarios con los cuales “una sociedad urbana ejecuta un autorretrato”. (1) Estas representaciones materializadas producen un efecto en su entorno y, por su fuerza simbólica, devienen activadoras del desarrollo urbano y de las apropiaciones por parte de los distintos actores sociales. En este sentido, la perspectiva de este libro adhiere a la idea de que las imágenes no meramente representan o ilustran, sino que construyen, suscitan en forma dinámica lo que muestran. Como sugiere el historiador del arte Horst Bredekamp, las imágenes sostienen un rol de agente activo que construye sentido en relación con las respuestas emocionales, intelectuales y físicas de quienes están comprometidos con ellas, y también por su capacidad de mover al espectador. (2)
Entonces, ¿cuál es el sentido que puede reconocerse en el imaginario de Buenos Aires entre los años 1910 y 1936? La respuesta se vincula con la idea de que en Buenos Aires operó una transformación de ciudad moderna que representó a la nación como metrópolis cosmopolita de carácter universal. La idea dominante es el rumbo de progreso y la noción de ciudad latinoamericana que soñaba con ser europea.
Estos sentidos, sin embargo, no se produjeron en el período señalado sin tensiones o inestabilidades. Asociadas a las políticas hegemónicas se exhiben también los fracasos, los descuidos de tales aspiraciones o los movimientos que traccionaban las apropiaciones de los usuarios, así como las tradiciones que se defendían de los avances de la modernidad. Estos constituyen algunos de los elementos que conforman los sentidos de lo que se transita y habita. En el contexto de las representaciones dominantes convivieron una multiplicidad de experiencias del habitar la ciudad y la calle, y un entrecruzamiento de identidades diversas de grupos sociales y clases que conformaron el centro y los suburbios, o los barrios y el arrabal. Junto al paisaje metropolitano, con sus comercios, edificios altos y transportes modernos, otras imágenes se hacían igualmente presentes: las del barrio, el puerto, los espacios de abandono o decadencia. En representaciones románticas o realistas, los márgenes de la modernización fueron parte de los imaginarios críticos que se enfrentaron a otros más oficiales.
Las tensiones se produjeron asimismo en la dimensión temporal. Dentro de la modernidad urbana la ciudad conjugaba tiempos diversos. Por un lado, era un presente, pero también exhibía huellas de un pasado de campo, colonial o decimonónico, trazos que a menudo se quisieron olvidar o hacer desaparecer, y otras veces preservar por distintas razones en los complejos movimientos de los rastros materiales que deja la memoria política o ideológica. Lo viejo y lo nuevo cohabitan. La ciudad era, a la vez, un futuro aspiracional en una arquitectura que busca trascender y enviar un mensaje a las generaciones venideras.
La mirada hacia el futuro y la modernidad son, en el horizonte crítico, elementos asociados. Pero además, la ciudad moderna era inseparable de los nuevos soportes en los cuales su propia representación circulaba: en fotografías, revistas ilustradas, carteles, tarjetas postales. Estos dispositivos no solo representaban, también hacían a la modernidad de la vida urbana. De este modo, artefactos, representaciones, apropiaciones y la capacidad de decodificar las experiencias y sus signos son fenómenos que interactúan entre sí y se activan mutuamente.
Este libro se aleja de un relato tradicional. No es una historia de las representaciones del paisaje urbano, tampoco de los artistas que lo han representado. Es un análisis de la diversidad y complejidad de soportes que conforman los hilos que traman los sentidos de la ciudad y lo social, de la ciudad y lo visual. Análisis que discurre en relación a un momento histórico en el cual la representación del paisaje urbano irrumpió frente al tradicional paisaje natural como símbolo y raíz de lo nacional. Un horizonte vertical conforma una narrativa que ayuda a comprender los usos de las imágenes en sus variadas y heterogéneas funciones, documentales o simbólicas, y sus amplios y múltiples significados que se abren o acotan. Comprender, entonces, la capacidad de mirar, valorar, analizar y contextualizar imágenes requiere de las habilidades afectivas e intelectuales que también utilizamos para aprehender el lenguaje. Por lo tanto, texto e imagen no son intercambiables, sino que se desarrollan en una alianza de producción y apropiación de significados.
Sandra Szir
1- Raffaele Milani, El arte del paisaje (Madrid, Biblioteca Nueva, 2015).
2- Horst Bredekamp, Teoría del acto icónico (Madrid, Akal, 2017).