EJERCICIOS DE
MOTRICIDAD Y MEMORIA
PARA PERSONAS MAYORES
Propuesta de un programa de intervención
Pilar Pont Geis
Maite Carroggio Rubí
España
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Coordinación: Pilar Pont Geis
Ilustraciones: Maite Carroggio Rubí
Diseño cubierta: Rafael Broseta
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ISBN: 978-84-8019-914-8
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Índice
Agradecimientos
Prólogo por el Dr. Josep Roca i Balasch
Introducción
Primera parte: Fundamentos
Método de motricidad y memoria
Finalidades del programa
Objetivos de la actividad motriz
Objetivos de la actividad cognitiva
Referentes teóricos de la memoria
Técnicas mnemónicas o recursos cognitivos
• Mnemotécnicas visuales
• Mnemotécnicas verbales
• Otras mnemotécnicas
Técnicas corporales o recursos motrices.
Premisas metodológicas para el trabajo práctico
Estrategias de intervención en la memoria motriz
Taxonomía del trabajo motriz y cognitivo
Segunda parte: Propuestas prácticas
Propuestas de ejercicios del «Método de motricidad y memoria»
Símbolos utilizados
Fichas de actividades de memoria
A) Propuestas de actividades cognitivas de aula
Propuesta de 111 ejercicios de memoria para realizar en el aula
B) Propuestas de actividades cognitivas motrices
Propuesta de 155 ejercicios motrices de memoria para realizar en la sala o pabellón
Bibliografía
Agradecimientos
Transcribir ideas, propuestas de trabajo innovadoras, investigar para seguir evolucionando y avanzando con el fin de mejorar en el trabajo, en el día a día, esto sólo es posible si hay un trabajo en equipo. Si todas aquellas personas que están implicadas evolucionan de forma cohesionada, se enriquece y mejora la calidad del trabajo.
Es por ello que queremos dar una especial muestra de agradecimiento a la Dra. Mercè Jòdar, ya que ha sido nuestro punto de referencia para el trabajo de estimulación de la memoria y un punto de partida para las propuestas de aula.
También queremos dar las gracias a todas aquellas alumnas y alumnos de la Associació Esportiva Sarrià-St. Gervasi de Barcelona que han participado y participan tanto en las sesiones de actividad física como en las de talleres de memoria.
Asimismo, a todas aquellas personas que están implicadas en la puesta en práctica del programa de actividad física para personas mayores que se realiza en el distrito de Sarriá-St. Gervasi de la ciudad de Barcelona.
A todos ellos, MUCHAS GRACIAS.
Mi querida memoria:
Me acuerdo de ti cuando fallas
me olvido cuidarte cuando estás.
Prólogo
La atención a las personas mayores está adquiriendo una gran relevancia social, tanto por el incremento del número de personas como por la adopción del criterio de calidad de vida como objetivo de una sociedad desarrollada.
Uno de los temas de mayor preocupación para la gente mayor –no sólo de los ancianos sino también de las personas adultas– es la pérdida progresiva de memoria. La pérdida de memoria es empobrecimiento intelectual y psíquico en general y, en una dimensión social, supone la falta de autonomía personal, fuente de inseguridad e invitación a la introversión. No hay ninguna duda de que la calidad de vida, cuando se refiere a este tema de la pérdida de memoria, se ve afectada y requiere que se tomen medidas personales, pero también es necesario tomarlas en un ámbito social para tratar de prevenir o restituir aquella facultad a los niveles deseables.
La tendencia social dominante ante problemas como éste de la pérdida de memoria ha sido y es todavía el de procurar resolverlos con tratamientos farmacológicos, ligados a la atención en las consultas médicas. En el trasfondo de esta práctica social hay una concepción de la memoria por un lado y, por otro, una comercialización de la atención a las personas. Respecto al primer aspecto, se cree que la memoria es una facultad que está en un sitio del cerebro y se debe buscar un fármaco que lo active o lo mantenga en un funcionamiento adecuado para producir los recuerdos. En cuanto a lo segundo, se induce a la población a pensar que las personas mayores son individuos enfermos que deben ser tratados médicamente. Se podría decir que entre las consultas y los fármacos se da por abordado el tema, cuando lo que se ofrece realmente es una atención biologista y comercializada de este fenómeno social y psicológico.
Frente a ello hay que decir que la memoria no es algo supuestamente producido por un órgano sino la reconstrucción o reconstitución de relaciones asociativas establecidas en la existencia de cada uno. Puede haber una dependencia material de los órganos y los sistemas orgánicos, pero el funcionalismo memorístico y del recuerdo no puede ser reducido a la mera reactividad neurofisiológica. Para recordar, por decirlo así, no hay que activar un órgano sino facilitar el restablecimiento de relaciones adquiridas. Esta facilitación significa, en primer lugar, el motivar para memorizar y para recordar –hecho de por sí ya relevante en el nivel de lo psicosocial–. Pero además hay que mostrar relaciones, verlas en todos sus elementos, en distintas situaciones, repetirlas, desinhibirlas, etc. Y también hay que repetir lo aprendido para que no se olvide. Esos apuntes del aspecto psicológico de la memoria aluden a un cambio de perspectiva que pone de manifiesto una alternativa a la actuación exclusivamente farmacológica y médica para mantener y recuperar la memoria. Es la alternativa que consiste en fomentar la actuación educativa y reeducativa.
Es en este punto donde se inscribe el trabajo que proponen Pilar Pont y Maite Carroggio. En él se trata a las personas mayores como personas sanas que se hallan en una determinada fase de la vida. Se amplía el abanico de contribuciones a la salud abriéndolo a la educación y se deja de promocionar el negocio farmacológico. Las personas mayores no son pacientes adscritos permanentemente a las consultas y los hospitales, ni deben ser clientes compulsivos de las farmacias, son ciudadanos en fase de educación constante como cualquier ciudadano. Éste es el gran mérito del libro que tienen en sus manos: ser una propuesta constructiva de consideración de la memoria y una normalización de la actuación educativa para la gente mayor. El profesional y el lector, en general, encontrarán en las propuestas concretas ejercicios que pueden servir tanto para prevenir la pérdida de memoria como para reinstaurar las acciones memorísticas y de recuerdo.
JOSEP ROCA BALASCH
Dr. en Psicología
Introducción
Desde hace unos años, hay un tema que nos viene preocupando y que ocupa un lugar central en las sesiones de actividad física con personas mayores. Nos referimos al tema de la memoria. Incidir en un mantenimiento y/o en una mejora de la memoria es uno de los objetivos de los programas de actividad física para las personas mayores, y a la vez, mantener esta cualidad también es uno de los objetivos primordiales en las sesiones de entrenamiento de las cualidades cognitivas para este grupo de edad.
La pérdida de la memoria se está convirtiendo en una de las mayores preocupaciones del desarrollo humano en la sociedad del siglo XXI. Me refiero no sólo a la pérdida maligna de la memoria, como síntoma de demencias como puede ser el caso de un Alzheimer, sino también la pérdida benigna de la memoria producto de diferentes factores, tanto biológicos, entre los que se contempla el envejecimiento celular, como factores psíquicos y/o sociales, entre ellos tenemos el ritmo de vida actual en que estamos inmersos, la gran cantidad de información que nos llega y que debe almacenar nuestro cerebro o simplemente la falta de atención.
Entre la población de mayores, las quejas sobre la pérdida de memoria ocupan un lugar primordial en las consultas médicas.
Como profesionales de la actividad física, tenemos la obligación de seguir investigando y buscando nuevos recursos y nuevas formas de presentar el movimiento a las personas mayores, con el fin de mejorar todos aquellos aspectos sensibles de ser alterados a lo largo del proceso de envejecimiento.
Es en este sentido que desde el año 1995 nos pusimos a trabajar en esta línea, y organizamos un programa de actividad física que hiciera especial incidencia en la memoria. Las propuestas prácticas de este proyecto se aplican con grupos de personas mayores que participan en el programa de actividad física de la Associació Esportiva de Sarrià-St. Gervasi de Barcelona, que desde 1984 inició unas sesiones dirigidas a este grupo de edad.
Presentamos, pues, un método de trabajo en el que se combinan las propuestas de aula con las que implican movimiento, como una aportación a los programas de actividad física con personas mayores y que deseamos sea de gran utilidad.
Este método se enmarca dentro de una tesis doctoral que ha sido presentada en el INEFC, Instituto Nacional de Educación Física de Barcelona, el mes de marzo del 2005 por Pilar Pont y dirigida por el Dr. Josep Roca. En la tesis se presenta no sólo como un método innovador, sino que también se dan a conocer los resultados conseguidos una vez realizado un trabajo experimental con diferentes grupos, con la propuesta de prácticas corporales de motricidad y memoria y la comparación de los resultados obtenidos con grupos de mayores que han seguido un programa de actividad física de carácter general, sin hacer especial incidencia en la memoria. Para acceder a la tesis, se puede consultar en la web: www.liceopsicologic.org.
Como producto de este estudio, presentamos el libro que tiene en sus manos: Ejercicios de motricidad y memoria para personas mayores.
Este libro es una herramienta de trabajo para todas aquellas personas que estén vinculadas profesionalmente o por lazos familiares con personas mayores y que deseen trabajar la memoria.
Se presentan en primer lugar aquellos referentes teóricos que sentarán la base para el trabajo práctico posterior que se propone en la obra.
Una vez analizados los aspectos como el envejecimiento, los objetivos y los contenidos en el trabajo de las actividades físicas y cognitivas, se presentan dos bloques de propuestas prácticas: en primer lugar, un bloque que incluye 111 ejercicios de estimulación de la memoria trabajados en el aula y a continuación, 155 ejercicios corporales de estimulación de la memoria en movimiento.
Las propuestas de ejercicios, tanto de aula como de movimiento, siguen una clasificación y están encuadrados dentro de una taxonomía creada específicamente para este método. Ello nos permite clasificar de forma clara y ordenada todos los ejercicios y actividades que hacen especial incidencia en el trabajo de la memoria. Para realizar esta clasificación se han contemplado dos parámetros: por un lado, la estrategia utilizada, relacionada con un tipo de mnemotecnia; por otro lado, y de forma paralela, los ejercicios se ordenan según el tipo de memoria que se trabaje.
Para confeccionar esta taxonomía se ha realizado un minucioso estudio de aquellas estrategias que ocupan la mnemotécnica y de su evolución a lo largo de los años.
Un mismo ejercicio puede responder a una o más estrategias, pero siempre marcaremos en primer lugar la estrategia que contemplamos como básica y a continuación se indicará si responde a más estrategias.
Si bien en principio este método está diseñado para personas mayores válidas, sin embargo, tal y como está presentado, nos va a permitir adaptar las propuestas prácticas a personas mayores con problemas de autonomía, tanto en su desplazamiento como en su capacidad de comprensión.
Todas las propuestas prácticas que se presentan están diseñadas bajo el mismo patrón de ficha tipo, ya sean propuestas de aula como motrices. Las actividades de memoria motrices que se presentan tienen relación con las actividades de aula; esta relación nos permite trabajar la transferencia del trabajo motriz al trabajo de aula y viceversa.
Podemos introducir estas actividades tanto en sesiones de «talleres de memoria» que se realizan en el aula o, al contrario, introducir actividades de memoria de aula en sesiones de actividad física.
Si bien las propuestas motrices se trabajan bajo diferentes técnicas corporales, cabe señalar un elemento común en todas ellas, se trata del trabajo creativo. Por ello, tienen muchas posibilidades de adaptación e infinidad de variantes y son un punto de referencia para seguir creando ejercicios, siguiendo esta línea de trabajo y teniendo en cuenta el eje central que es la «taxonomía».
Podemos permitirnos la libertad de variar el material, la música y la intensidad de cada ejercicio, siempre en función de las características del grupo y los objetivos que se desean conseguir.
Cuando las propuestas requieren un tema central, se pueden utilizar un sinfín de temas; recomendamos, sin embargo, utilizar aquellos que sean de interés para las personas mayores, que les resulten familiares y con los que se puedan defender bien y se sientan seguros. Algunos de los temas de partida de diferentes propuestas son: la familia, la naturaleza –las flores, las plantas, el calendario, las estaciones del año, los meses, los días de la semana, las comidas, los objetos de la casa, los objetos cotidianos–, el espacio más cercano a ellos –la ciudad, el campo, la casa, el mercado–, etc.
En definitiva, buscar centros de interés que ayuden a facilitar y conseguir los objetivos que se proponen y a la vez, hacer que el trabajo sea más gratificante.
Esperamos, pues, con este libro, ofrecer un material teórico y práctico interesante a todas aquellas personas que dedican sus conocimientos a las personas mayores.
Si está interesado/a en conseguir el material que proponemos para llevar a cabo ejercicios de memoria, puede consultar la página web: www.ludomemo.com
PRIMERA
PARTE
Fundamentos
Pilar Pont Geis
Teniendo en cuenta todos aquellos aspectos que caracterizan la vejez –sus déficits, sus pérdidas y sus ganancias fisiológicas, psicológicas y sociales–, consideramos que la intervención con las personas mayores será más completa siempre y cuando se trabaje desde todas las perspectivas, tanto motriz como cognitiva, ya que ayudaremos a este grupo de edad a mantener y/o mejorar ciertos aspectos sensibles de ser alterados a lo largo del proceso del envejecimiento.
Nuestro referente y área de trabajo es la actividad física, por lo tanto nos interesa aprovechar al máximo las posibilidades que ésta ofrece y complementar este trabajo con el entrenamiento cognitivo.
Configuramos, pues, un programa innovador e integrador, que tiene como punto de partida el trabajo motriz y cognitivo de forma paralela y que denominamos «Método de motricidad y memoria», y que desarrolla, inicialmente los fundamentos teóricos y los contenidos o actividades. A partir de aquí, lo llevamos a la práctica haciendo una propuesta de intervención motriz y cognitiva a la vez con grupos de personas mayores.
Memoria-movimiento, movimiento-memoria, nos cuestionamos qué término del binomio va primero y cuál va segundo. Todo debe ir a la vez, trabajamos la memoria corporalmente y utilizamos el movimiento y el cuerpo para incidir en la memoria.
Desde el momento que hacemos propuestas corporales, estaremos incidiendo en aspectos físicos, intentando trabajar diferentes objetivos físicos, pero en este caso, lo que más interesa, es el objetivo cognitivo que lleva implícita la propuesta motriz que haremos al grupo.
Teniendo como punto de partida la teoría de que el envejecimiento es un proceso biopsicosocial donde se ven afectados todos los aspectos, debemos pensar que en el momento que nos disponemos a realizar un programa de actividad física, éste deberá responder a todas las áreas. Si bien las propuestas variarán en función de los objetivos, estos tendrán como punto de referencia la globalidad de la persona.
Refiriéndonos a la globalidad, damos por supuesta la influencia que pueden tener los elementos biológicos, neurológicos y psicológicos entre ellos a lo largo del proceso del envejecimiento. En definitiva, que una intervención motriz que hace especial incidencia en aspectos cognitivos puede ayudar a retardar los efectos que comporta el envejecimiento neuronal. Tal como dice el Dr. Bayés (1989), es necesario poner de relieve la influencia de las variables psicológicas en fenómenos considerados, por algunos, como únicamente biológicos.
Partiendo de este referente, nos planteamos las finalidades y los objetivos que debe contemplar todo programa de actividad física para las personas mayores, objetivos tanto de tipo motriz como de tipo cognitivo, para ofrecer seguidamente un análisis de los recursos mnemotécnicos y de las técnicas corporales que disponemos para configurar el programa práctico.
Llegados a este punto, nos planteamos las premisas que servirán como punto de partida para el trabajo práctico y que éste sea lo más adecuado posible.
En la parte central del programa exponemos las estrategias de intervención de la memoria motriz que nos ayudará a clasificar las propuestas prácticas, teniendo en cuenta también el tipo de memoria al que se hace incidencia en cada una de las propuestas.
Finalidades del programa
Mediante la realización de este proyecto, enmarcado en un trabajo más amplio, o sea, en la elaboración de una tesis, perseguimos tres finalidades básicas:
a) Desarrollar un programa globalizador que contemple de forma conjunta propuestas motrices y de aula basadas en el trabajo de la memoria.
b) Contribuir a la evolución y mejora de los programas de actividad física dirigidos a las personas mayores, con la finalidad de ofrecer un soporte teórico y práctico aplicable en las sesiones de actividad física y cognitiva con personas mayores.
c) Tomar conciencia de la transferencia del trabajo de aula al trabajo motriz.
Objetivos de la actividad motriz
Enumeramos, en este caso, los objetivos generales que todo programa de actividad física debe contemplar, haciendo una revisión rápida, sin desarrollar cada uno de ellos. Sirve ante todo para tener claro que siempre que proponemos un trabajo motriz, se hará incidencia en uno o más de los objetivos propuestos. Atendiendo las propuestas prácticas del método motricidad y memoria, desglosaremos tanto los objetivos motrices como los cognitivos referentes a la memoria.
Los objetivos de los programas de actividad física los clasificamos bajo tres parámetros: en primer lugar, los objetivos físicos; seguidamente, los sociales y en tercer lugar, los psíquicos.
OBJETIVOS FÍSICOS
Mantener y/o mejorar la condición física:
Resistencia.
Fuerza muscular, tonificar los diferentes grupos musculares.
Flexibilidad y movilidad articular de cada una de las articulaciones.
Velocidad de reacción (mejorando la velocidad del impulso nervioso y la transmisión de la orden).
Mantener o mejorar el equilibrio.
Mantener o mejorar las capacidades sensoriales.
Vista, oído, tacto y olfato.
OBJETIVOS SOCIALES
Mediante la implementación de programas de actividad física con personas mayores, deberemos incidir en el mantenimiento o mejora de las capacidades de comunicación:
Con uno mismo.
Con los demás.
Con los objetos.
Con el entorno.
OBJETIVOS PSÍQUICOS
Entre estos objetivos hay que destacar:
Mantener o mejorar las capacidades de coordinación:
dinámica general, y
visomanual.
Mantener o mejorar las capacidades perceptivas:
perceptiva espacial, y
perceptiva temporal.
Mantener o mejorar las funciones cognitivas:
observación,
atención,
memoria,
concentración,
abstracción, y
aprendizaje.
Cualquier actividad que se proponga llevará implícitos uno o más de los objetivos propuestos a los tres niveles, a pesar de que en este estudio centraremos el interés en los objetivos cognitivos.
Objetivos de la actividad cognitiva
Ofrecemos a continuación el listado de objetivos que todo programa de tipo cognitivo con personas mayores debe contemplar.
En este caso, ya no nos referimos a la memoria de forma general, sino que determinamos los diferentes tipos de memoria que se pueden trabajar:
Mantener y/o mejorar la capacidad de atención.
Mantener y/o mejorar la capacidad de observación.
Mantener y/o mejorar la capacidad de concentración.
Mantener y/o mejorar la capacidad de abstracción.
Mantener y/o mejorar la capacidad de percepción.
Mantener y/o mejorar la capacidad de aprendizaje.
Mantener y/o mejorar la memoria:
Memoria sensorial.
Memoria a corto plazo.
Memoria de trabajo.
Memoria a largo plazo.
Memoria episódica
Memoria semántica, y
Memoria procedimental.
A partir de aquí, organizamos los contenidos y actividades siempre según los dos tipos de objetivos: de trabajo corporal y de trabajo cognitivo.
Las actividades y propuestas siempre han de llevar implícitos los dos objetivos, con más o menos cuantía de uno o de otro.
Uno de los objetivos de esta investigación ha sido la elaboración y práctica de un programa que permita trabajar de forma global e integradora. Partiendo de propuestas de trabajo corporal, se ha de implicar el entrenamiento cognitivo y especialmente la memoria.
REFERENTES TEÓRICOS DE LA MEMORIA
«Tener memoria –psicológicamente hablando– significa tener una disposición para actuar reviviendo, reteniendo o recordando relaciones establecidas previamente» (Roca, 1999, pág. 313).
Memoria es la capacidad cognitiva básica para adquirir, retener y recuperar información y acontecimientos acaecidos con anterioridad.
La memoria nos permite ser personas autónomas e independientes y ayuda a las personas a sentirse vivas, a mantener la capacidad para relacionarse y comunicarse con los demás.
Gracias a la memoria somos capaces de mantener un aprendizaje motriz, sabemos leer y escribir, tenemos recuerdos de la infancia, sabemos dónde hemos dejado los objetos y recordamos los aprendizajes motrices, como caminar, trepar, conducir, etc.; tenemos la capacidad de recuperar y recordar la experiencia de toda una vida.
La memoria psicológica, según Roca, se construye en la vida de cada individuo y después se recupera. En consecuencia, son tan importantes las condiciones de construcción como las de reconstrucción del comportamiento; son tan importantes las condiciones de memorización como las de recuerdo (Roca, 1999, pág. 314).
En este sentido, hay que destacar que la memoria es algo más complejo que una simple función psicológica y biológica y que deberemos valorar los diferentes elementos que pueden afectarla, como los biológicos, que vienen determinados por la genética y la evolución humana.
Si a lo largo del proceso de envejecimiento se produce una disminución del peso del cerebro o una pérdida de neuronas cerebrales, ello puede repercutir en un ligero o profundo deterioro cerebral o simplemente una pérdida benigna de la memoria (Boada, 1995).
En este sentido también deberemos destacar la lentitud de los reflejos; las personas mayores muestran menor velocidad de respuesta ante un estímulo. Ello condiciona la capacidad o la velocidad en poder recordar unos datos concretos en un tiempo determinado.
Otros aspectos que pueden alterar o modificar la capacidad para retener una información se debe a aspectos sensoriales. Nos referimos a la típica presbicia o pérdida de la visión o presbiacusia o pérdida de la audición, que se desencadenan de forma natural y benigna durante el proceso de envejecimiento. Ello puede modificar o alterar la recepción de la información y en consecuencia, la retención y el recuerdo.
También podemos hablar de causas psicológicas y socioemocionales, entre las que destacan la jubilación, la soledad, la pérdida de un ser querido. Ante ello, disminuye la capacidad de atención y la calidad de la memoria. Ello puede provocar situaciones de estrés, de depresión, y conlleva falta de interés, de motivación, falta de concentración. En definitiva, frente a situaciones que pueden desencadenar sentimientos o actitudes adversas, no se potencia en absoluto la memoria; todo lo contrario, repercute en un déficit de esta cualidad.
Tenemos además una serie de elementos ambientales y de hábitos que también pueden influir en la capacidad de memoria. Nos referimos a aquellos elementos de la vida diaria como son los hábitos en el dormir, en las comidas y en el ejercicio físico y mental. Llevar hábitos saludables y una vida activa ayudarán en gran manera a mantener viva y activa la memoria.
Comentados, pues, de forma muy general aquellos aspectos que pueden afectar la pérdida de la memoria, pasamos a mencionar aspectos más concretos de la memoria, en este caso, las diferentes clasificaciones que hemos encontrado de esta cualidad.
Dado que la memoria es la capacidad motivo del estudio, desarrollamos y detallamos sus tipos en función de la teoría de los sistemas de memoria (modelos estructurales) de acuerdo con Baddeley (1999).
Según Baddeley (1999), la memoria no está compuesta por una sola entidad, sino que más bien consiste en una serie de sistemas diferentes que tienen en común la capacidad de almacenar información.
Según esta teoría, la información va pasando de unos almacenes o estructuras a otros.
Teoría de los sistemas de memoria (modelos estructurales)
Para estos modelos de memoria –la memoria sensorial (MS), memoria a corto plazo (MCP) y memoria a largo plazo (MLP)– la información va pasando de unos almacenes o estructuras a otros. A la vez se han definido dos componentes diferentes de la MCP, la memoria inmediata y la memoria de trabajo. Por otro lado, la memoria a largo plazo también se ha subdividido en memoria episódica, memoria semántica y memoria procedimental.
Esta teoría tiene como punto de referencia las coordenadas temporales, es decir, según el tiempo que pasa desde que se recibe la información hasta que se recupera, a la vez que tiene en cuenta el tipo de información a recordar (Mayor y Pinillos, 1992).
Siguiendo en esta línea, tenemos una serie de estudios de la memoria, centrados en las características funcionales de ésta, Broadbent (1958), Atkinson y Shiffrin (1968). Estos trabajos nos hablan de modelo modal, almacén sensorial, almacén a corto plazo y almacén a largo plazo.
Baddeley y Hitch (1974) consideraron la característica principal de la memoria a corto plazo (MCP) como la capacidad para manipular y controlar la información durante un período de tiempo muy corto, y que capacita para poder realizar operaciones mentales utilizando esta información (Ruiz Vargas, 1991).
Se considera que con la edad parecen existir diferencias significativas en la memoria de trabajo, o capacidad para retener información a la vez que se está operando con ella.
En cuanto a la memoria a largo plazo, se puede diferenciar entre la memoria episódica, cuando la información está ligada a un contexto; la memoria semántica, cuando la información es independiente del contexto de representaciones fonológicas (sonidos), ortográficos (símbolos escritos) o conceptuales (significados); y la memoria procedimental, referida a las habilidades motrices aprendidas a lo largo de toda la vida, tales como: ir en bicicleta, conducir, etc.
Planteados ya los objetivos que se quieren conseguir mediante el Método de motricidad y memoria y realizada una rápida visión de los tipos de memoria que hemos seleccionado, pasamos a detallar cuales serán los contenidos.
A continuación, proponemos los aspectos de la mnemotécnica que se utilizan para entrenar la memoria y seguidamente las técnicas corporales que empleamos para trabajar con grupos de personas mayores.
Llegados a este punto, desarrollamos las premisas apropiadas o factores de campo a tener en cuenta en toda relación producto de las prácticas corporales con personas mayores. A continuación destacamos las estrategias que hemos considerado de interés y que nos marcarán el punto de partida de la taxonomía o clasificación de las propuestas motrices que inciden en la memoria.
Técnicas mnemónicas o recursos cognitivos
Para llegar a comprender el trabajo motriz que presentamos, consideramos que el primer paso que hay que desarrollar, con el objetivo de que nos sirva de ayuda para organizar todo el material teoricopráctico, son aquellas técnicas de aula que se utilizan para entrenar la memoria, independientemente del trabajo corporal y del movimiento. A partir de aquí, podemos encontrar el punto de unión y la relación entre estas técnicas corporales, las técnicas motrices y el tipo de memoria que queremos entrenar.
La palabra «mnemotecnia» deriva del griego y se traduce como mnemon, que significa «consciente» y que ha originado también el nombre de Mnemosina, diosa griega de la memoria. La mnemotecnia es simplemente un método para entrenar la memoria que nos ayuda a recordar algo.
«Algunas reglas mnemotécnicas operan elaborando el material que se debe aprender para memorizar mejor, vinculado a algo ya conocido» (Baddeley, 1999, pág. 160).
Siempre que se habla de memoria, es necesario hacer referencia a uno de los pioneros que estudiaron esta cualidad. Se trata de la figura del alemán Hermann Ebbinhaus (1859-1909), como pionero de los estudios sistemáticos sobre la memoria. Su trabajo experimental realizado a lo largo de cuatro años aportó como conclusión que la memoria es un cúmulo de asociaciones. Ebbinhaus utilizó métodos objetivos y científicos para el estudio de los procesos amnésicos, partiendo de un listado de sílabas y de dígitos sin sentido. Esta teoría es el punto de partida de todos aquellos métodos de trabajo de la memoria basados en las asociaciones. Veremos también como en esta propuesta el trabajo de asociaciones toma un protagonismo especial.
Posteriormente aparecieron los trabajos de Barlett (1932). Su teoría se basaba en el hecho de que el sujeto debía estudiar textos que trataban historias que posteriormente debían ser recordadas.
El tipo de memoria defendido por Barlett era una memoria cotidiana, alejada del laboratorio; su principal interés era el de incidir en los procesos de reconstrucción activa que el sujeto ponía en marcha durante el recuerdo y no tanto en la repetición memorística de un material sin significado.