Con una fecha de nacimiento palindrómica: el 15-1-51 a las quince horas. Adriana Ruiz de Teresa comenzó a contar historias escritas e ilustradas a los cuatro años. Durante un largo ayuno de cuarenta y cinco días decidió escribir este libro, cuya publicación se hizo imposible después de haber ingresado a un concurso literario de donde fue tomado, adaptado, comercializado y pasado como un panfleto, por quienes se dedican al tráfico de propiedad intelectual, delito que nunca ha sido investigado, mucho menos perseguido. Cuando se vea cómo toman el contenido los “empacadores de libros” para re-usarlo cientos de veces, podrán ver en estas historias, los rasgos de cientos de otras. Su uso, la autora lo atribuye, a la frecuencia vibratoria que tenía cuando lo escribió, y que ha resultado en el plagio más difundido que pueda tenerse memoria. Tanto que el contenido es trillado en nombres, personajes, temas, tratamientos, frases y léxico. La obra más vendida del mundo tiene 3,000 correspondencias con este libro. Será interesante que las identifiquen. Este delito no va a detenerse mientras los encargados de proteger el derecho de autor, no estén interesados más que en sus chambas.