CANTAR Y HABLAR
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Primera edición
ISBN: 978-84-8019-804-2
ISBN EPUB: 978-84-9910-220-7
Fotocomposición: Bartolomé Sánchez de Haro
bartez@telefonica.net
Impreso en España por Sagrafic
ÍNDICE
1. Presentación
2. La voz
La voz hablada
La voz cantada y sus diferentes estilos
3. Bases de anatomía y fisiología de la voz
El sistema nervioso
La voz y la vía respiratoria
El aparato respiratorio
La nariz
La faringe
La boca
La laringe
La tráquea
Los bronquios
Los pulmones
El tórax
El diafragma
La respiración
4. Más sobre la respiración
Generalidades
Mecanismo respiratorio
Autoobservación del mecanismo respiratorio
Respirar por la nariz
Respiración bucal, causas y efectos
Técnica respiratoria yogui
La respiración en el canto y el teatro
5. Relajación
La relajación como equilibrio entre la acción y el reposo
Ejercicio de barrido
Ejercicio de visualización de colores
Ejercicio de visualización de paisaje
Método de Schultz
Método de Jacobson
6. Postura corporal
La postura corporal como equilibrio en el canto
Errores posturales
Postura adecuada
Las posturas erróneas y la voz
7. Fonética acústica
8. Resonadores
9. Clasificación vocal
Tesitura
10. Registros y pasajes
Registros
Pasaje
11. Articulación de los sonidos en el habla y en el canto
12. Imagen vocal
13. Falsete
14. Afinación. Concepto y ejercicios
Falta de atención
Memoria musical poco cultivada
Imagen tonal insegura
Ejercicios
Inseguridad vocal
Anomalías auditivas
15. Límites vocales
16. Intensidad y proyección vocal
17. El niño que canta
18. Métodos
19. Técnica vocal
Recordatorio
Sensaciones propioceptivas
Molde vocal
Gestualidad
Voz y gestualidad
Cobertura
Acoplamientos laringorresonanciales
Selección de fonemas
Ejercicios vocales
Canción
20. Puesta en escena
21. Miedo escénico
22. Fatiga vocal. La patología de la voz
Síntomas de fatiga vocal
Causas de la fatiga vocal
Patología vocal
23. Estiramientos
24. Automasaje
Cuello
Hombro
Base del cráneo
Cara y cabeza
25. La higiene de la voz
Índice terminológico
Bibliografía
1. Presentación
Alo largo de más de 30 años de dedicación a este maravilloso instrumento que es la voz humana, he escuchado y he visto mucho y no deja de admirarme su complejidad.
He trabajado siempre alternando la reeducación de las voces enfermas con las clases de canto. Ambos mundos me fascinan.
Yo sufrí, en mi primera juventud, un problema vocal. Me gustaba cantar y era muy habladora. Mi frustración vocal fue total y le restó alegría a mi carácter de naturaleza optimista. Quizá fue este optimismo el que me llevó a buscar soluciones. Soluciones que hallé con mi profesora de canto, Genoveva Puig, quien practicaba un método natural del que me impregné y ha sido la base de todo mi trabajo posterior.
Me fui formando en todas aquellas disciplinas que el trabajo diario me iba demandando; así estudié. además de canto, música, técnicas vocales, laringología, logopedia, psicología, quiromasaje, y todas aquellas materias que pensé pudieran mejorar mi formación.
La pedagogía vocal viene de antiguo, y los métodos utilizados a lo largo de su historia han ido cambiando en función de las diferentes corrientes musicales. Así, las técnicas vocales de los belcantistas son muy diferentes de las que se usan para los cantantes de las grandes óperas, pasando por los especialistas de la música de cámara, etc.
Muchos jóvenes (o menos jóvenes) sienten la necesidad de expresar sus emociones a través del canto, y, ciertamente, ésta es una maravillosa vía de expresión. Pero la voz, a menudo, no está preparada para soportar lo que nosotros le exigimos y es entonces cuando el aficionado o el cantante debe acudir a un técnico vocal.
Acertar con el técnico vocal que más conviene a nuestra voz puede resultar complicado. A menudo los profesores de canto o técnicos vocales solamente tienen formación vocal, o sea, ellos a su vez han estudiado canto. De esta manera, transmiten lo bueno y lo malo que aprendieron de sus profesores de canto (generalmente cantantes de mayor o menor fortuna).
Como iremos viendo a lo largo de esta obra, la voz no es un hecho aislado, sino un compendio de lo que somos y lo que sentimos. Podríamos decir que, aunque tengamos una única laringe fisiológica, en realidad tenemos tres: la laringe que habla, la laringe que canta y la laringe emocional.
El método vocal que practiquemos ha de ser fiel a nuestras “tres laringes”. El mismo método nos ha de permitir hablar y cantar bien, sin fatiga. Un método que solamente nos permita cantar pero no hablar, o hablar pero no cantar, resulta incompleto e incompetente.
Últimamente el número de jóvenes que quieren probar fortuna en el mundo de la música pop1 se ha incrementado considerablemente. Estos jóvenes buscan profesores de canto que les ayuden a superar sus escollos vocales y ponen su aparato fonador (a veces ya dañado) en manos de un supuesto profesional. Evidentemente existen buenos profesionales, pero también es cierto que hay muchos que no lo son.
Los métodos de canto que se utilizan para la voz pop mayoritariamente descienden de métodos concebidos para las voces operísticas. Estos métodos tienen su máxima razón de ser en las notas agudas de este género, notas a las que un cantante pop no necesita enfrentarse.
También hay algún método “nuevo” (que no es más que una variación de métodos existentes) que pretende que el cantante pop cante con el mismo timbre vocal de su voz hablada por parecer, éste, más natural. Lo realmente natural, fisiológicamente hablando, es que el timbre de la voz hablada es diferente del timbre de la voz cantada, y confundirlos puede dañar seriamente el aparato fonador.
La educación de una voz, tanto si se trata de género lírico, de género pop o de voz hablada ha de ser fiel a la fisiología vocal.
Muchos métodos no son lo suficiente escrupulosos con esta fisiología; ello me ha llevado a escribir la presente obra.
El lector encontrará a lo largo de este libro no solamente la descripción de un método o técnica vocal, sino todos los elementos que le han de permitir conocer con una cierta profundidad los mecanismos vocales. El conocimiento general de la voz y, sobre todo, el conocimiento de la propia voz, hace que el orador o cantante desarrolle una mayor sensibilidad ante los problemas vocales que se le puedan presentar. Saber cómo actuar ante un conflicto vocal es de suma importancia para evitar la instauración de un mal hábito que, tarde o temprano, nos conducirá a una disfonía y, posiblemente, a una lesión vocal.
A lo largo de esta obra se presentan ejercicios vocales, físicos, respiratorios, de relajación, de articulación, de automasaje, de dicción, de interpretación, etc., los cuales van a permitir cuidar nuestro aparato fonador con un mayor conocimiento de causa.
C.Tulon
1 En esta obra la denominación pop engloba todos los géneros entendidos como no líricos, clásicos o cultos; por ejemplo: música popular, jazz, rock, etc.
2. La voz
¿Qué es la voz? La voz es un sonido que, producido por la laringe y amplificado por las estructuras de la resonancia, nos permite la comunicación oral, y alcanza en el canto su máxima expresión y belleza.
El proceso de la voz se inicia con la voluntad. En principio aparece el deseo de emitir un sonido, y éste desencadena en el sistema nervioso central un gran número de órdenes que pondrán en funcionamiento todos los elementos que configuran la voz: mecanismos de la respiración, de la fonación, de la articulación, de la resonancia, de la expresión, etc.
Cuando queremos emitir un sonido, sea para hablar, cantar, etc., las cuerdas vocales se cierran. En esta situación, el aire espirado no encuentra vía libre para salir y se crea una presión; cuando ésta alcanza un grado determinado, vence la resistencia que le ofrecían las cuerdas vocales y al pasar a través de la hendidura que éstas le dejan las hace ondular (o vibrar), produciendo un leve sonido que será mas grave o más agudo según el grado de tensión a que sean sometidas (entre otros condicionantes). El sonido resul-tante se ampliará al pasar por las cavidades de resonancia. Estas cavidades son los espacios vacíos de la vía respiratoria: tráquea, laringe, faringe, boca y fosas nasales. El resonador natural de la voz es la boca para los sonidos orales, y las fosas nasales para los nasales. El resto de cavidades son auxiliares de los resonadores principales y entran en acción según el tipo de sonido que queramos producir. El mal uso de estos resonadores nos conducirá a lesiones en las cuerdas vocales, o a la pérdida de posibilidades vocales, ya que su uso es antinatural.
La función primaria de la laringe no es la de configurar sonidos, sino que su misión es la de evitar la entrada de cuerpos extraños a la vía respiratoria baja. Esta función esfinteriana sirve también para levantar peso y empujar las vísceras abdominales hacia abajo (p. ej., al defecar o parir).
El hombre, en su evolución, ha desarrollado la capacidad de producir la voz y el lenguaje, y, en su búsqueda, la posibilidad de utilizar la voz como instrumento musical, y mediante este instrumento liberar sus emociones más profundas. Pero cantar con placer significa dominar la voz de manera que no nos plantee dificultad alguna, que todo nuestro ser pueda convertirse en música. Cantar tiene que ser una unidad física y psíquica sin nada que la perturbe.
Cuando nuestra voz no nos ofrece las posibilidades que necesitamos, es cuando hay que someterse al aprendizaje de una técnica vocal que nos permita cantar cómodamente, y algo que resulta igual de valioso: preservar nuestro aparato fonador de cualquier daño.
LA VOZ HABLADA
El lenguaje es el medio del que nos valemos para comunicarnos con nuestros semejantes. A través del lenguaje expresamos nuestras ideas, nuestras emociones. Mediante el habla nos mostramos tal como somos, tanto en lo físico como en lo psíquico. La voz nos representa. Es nuestra tarjeta de presentación. Pero este elemento básico de comunicación no siempre está a la altura de nuestras necesidades, sobre todo si la voz es nuestra herramienta de trabajo. Así muchos profesores, actores, comerciantes, etc., no se sienten dueños de su voz. Esto les supone una impotencia vocal difícil de resolver sin ayuda.
Salvo malformaciones congénitas, todos llegamos al mundo con un aparato fonador que nos va a proporcionar una voz óptima. Si observamos el llanto de un recién nacido, podemos ver su capacidad de resistencia sin que se advierta el menor cansancio o señal de pérdida de calidad en el sonido. Simplemente, su aparato fonador es perfecto, funciona correctamente y puede pasar del llanto al bienestar, sin transición, porque en su garganta nada le molesta.
Hay individuos que conservan este buenhacer vocal a lo largo de toda su vida. Ahora bien, si por carácter o demanda social o laboral este mecanismo se pierde, hay que acudir al foniatra u otorrinolaringólogo, y si es necesario someterse al aprendizaje de una técnica vocal1, que devuelva a la voz todo su potencial sonoro.
La voz está concebida para hablar y no hay razón para no complacernos con el uso de este maravilloso instrumento.
LA VOZ CANTADA Y SUS DIFERENTES ESTILOS
Este maravilloso instrumento nos permite, además de hablar, cantar.
Todos tenemos voz. Todos podemos cantar. Cantar bien es ponerle color a los sonidos. Cantar sin limitaciones físicas ni psíquicas es entrar en comunión con los dioses.
Esta comunión podemos establecerla desde cualquier posibilidad vocal. Hay grandes voces, pequeñas voces y voces medianas. Debemos adaptarnos a nuestra categoría vocal y trabajarla hasta sacar todo su potencial.
Cantar con tonos e intensidades que no nos son propios es acabar con las posibilidades de nuestro aparato fonador. En mi orden personal de prioridades, lo primero es la integridad vocal, y lo segundo, cantar, ya que no concibo lo uno sin lo otro. Sacar lo mejor de cada voz, éste es el objetivo, pero una voz es para toda la vida, y esto conlleva trabajar desde la doble vertiente de la salud vocal y el canto.
Existen tres tipos de alumnos: los que llegan a la consulta con una lesión vocal, los que padecen cansancio vocal y falta de recursos técnicos y los que, antes de intentar la aventura del canto, quieren trabajar su voz. Naturalmente, estos últimos son los que llegan psicológicamente mejor dispuestos, pues a los otros les mueve ya la necesidad de poder seguir cantando.
Para los unos y para los otros está concebida esta obra.
Este libro presenta una técnica vocal innovadora por su aparente simplicidad. Se trata de un método que respeta absolutamente los mecanismos naturales de la voz.
Se trabaja y potencia el resonador natural, la boca, sin esfuerzos musculares ni respiratorios de ningún tipo. Cantar es una actividad consustancial en el ser humano y sus posibilidades son muchas sin necesidad de técnicas artificiales y antinaturales que, en ocasiones, conducen a la pérdida de la voz, o, cuanto menos, a la incomodidad en la ejecución vocal.
El lector encontrará todas las propuestas de trabajo argumentadas en el uso natural y fisiológico de la voz. No obstante, conviene advertir que es difícil trabajar sin un guía vocal (el profesor de canto), que es quien conoce la técnica y la manera de aplicarla con rigor; en el autoaprendizaje no se puede garantizar tanto el éxito como cuando existe la figura del profesor.
Los estilos musicales son variados y muy distintos entre sí. Desde la ópera a la música pop (pasando por el jazz, el flamenco, el rock, etc.), la gama es muy amplia. Cuando se trata de instrumentos musicales, su elección viene dada por cada estilo; pero solo tenemos una voz. En este caso lo que debemos hacer es trabajar el timbre vocal adecuado al estilo que queremos cantar. El timbre se consigue adaptando el molde bucal (órgano elástico y flexible que nos permite trabajar con los grupos de armónicos deseados). Evidentemente, no es lo mismo trabajar la voz para la ópera que para la música pop, ya que esta última no requiere ni la extensión, ni la amplitud, ni la agilidad de la primera.
La técnica vocal que propongo es de una gran flexibilidad, lo que permite adaptarse a cualquier estilo, dando la forma vocal deseada sin dejar de trabajar el resonador bucal, que será, en todo momento, el referente que permitirá al cantante una gran seguridad vocal.
1 Remito al lector a mi obra “LA VOZ, técnica vocal para la rehabilitación en las disfonías funcionales”. Editorial Paidotribo, 2.000.
3. Bases de anatomía y fisiología de la voz
Los mecanismos mediante los cuales se produce la voz son muy complejos y van más allá del objetivo de esta obra; no obstante, el lector que se acerque a ella debe tener unos conocimientos mínimos que le faciliten su comprensión. Por ello hablaré tan sólo de aquellos elementos más directamente implicados que permitan una visión global del funcionamiento vocal.
Consciente de la dificultad que la terminología médica entraña para el profano en la materia, trataré de evitarla en lo posible y para los casos en que su uso sea inevitable, al final de la obra, el lector encontrará una tabla terminológica que le facilitará la comprensión.
Como adelanto éstas son las definiciones de anatomía y fisiología.
En cualquier estudio anatómico, se considera el cuerpo humano en “posición anatómica”, que sitúa al individuo de pie con los brazos a lo largo del cuerpo y las puntas de los pies ligeramente separadas.
Hay diversos planos o cortes utilizados para estudiar mejor los órganos corporales (fig. 1).
A. Plano medio: es un plano vertical que divide el cuerpo en dos mitades, izquierda y derecha.
b. Plano frontal: también vertical y perpendicular al anterior, divide el cuerpo en dos partes, anterior y posterior.
C. Plano horizontal: perpendicular a los dos anteriores, divide el cuerpo en dos partes, superior o craneal, e inferior o caudal.
Figura 1. Posición anatómica: A, plano medio; B, plano frontal; C, plano horizontal.
También se emplean los términos interno, que indica que está situado en el interior del cuerpo, y externo, que indica lo contrario, o sea, que está situado fuera del cuerpo.
EL SISTEMA NERVIOSO
El sistema nervioso es el principal sistema de control del organismo. Todas las acciones del cuerpo humano se encuentran bajo este control.
El estudio del sistema nervioso es de una gran complejidad y dificultad de comprensión. No aporta información de índole práctica para el cantante, de manera que no entraré en este tema.
LA VOZ Y LA VÍA RESPIRATORIA
El aparato fonador se compone básicamente de tres partes: un fuelle, que le suministra aire (los pulmones); un vibrador, que proporciona la frecuencia fundamental o primer sonido (la laringe), y las cavidades de resonancia (espacios vacíos de la vía respiratoria), que son las encargadas de modificar este sonido.
Si observamos estos tres elementos, veremos que la voz se comporta como un instrumento de viento (que lo es). Tiene aire circulante, tiene un vibrador y un tubo para amplificar.
Vamos a comparar, por ejemplo, la voz con un clarinete. El primer elemento es alguien que sopla, que proporciona el aire (en la voz, esta función la hacen los pulmones). El segundo elemento es un vibrador, que en el clarinete es la caña que se encuentra en la boquilla (en la voz, esta función la realizan las cuerdas vocales situadas dentro de la laringe), y, finalmente, el tubo que modifica y amplifica el sonido (en la voz, las cavidades de resonancia).
EL APARATO RESPIRATORIO
El aparato respiratorio se compone de dos partes esenciales: la vía respiratoria alta, formada por la nariz, las fosas nasales, la boca, la faringe y la laringe, y la vía respiratoria baja, que está formada por la tráquea, los bronquios y los pulmones. La mayor parte de la vía respiratoria baja se halla dentro de la cavidad torácica, la cual gracias, a su estructura, le sirve de protección.
LA NARIZ
En la nariz se hallan las fosas nasales, que son dos cavidades separadas por un tabique. En su parte superior se localiza el órgano olfatorio. La parte inferior forma la zona más elevada de la vía respiratoria. Se prolonga hacia delante en las cavidades o conductos nasales, y por detrás, se comunica con la nasofaringe a través de unos orificios denominados coanas. Las fosas nasales cumplen con la función resonadora de los sonidos de su naturaleza, /m/n/ñ/ (sonidos nasales). Están cubiertas por una mucosa y se comunican con un elevado número de celdillas o cavidades neumáticas que constituyen los senos paranasales; estos senos nos van a ayudar en las sensaciones propioceptivas de la resonancia.
Los senos paranasales son pequeños agujeros excavados en el interior de los huesos de la cara y más o menos cercanos a la nariz.
LA FARINGE
La faringe es un conducto irregular musculomembranoso, que se extiende verticalmente, por delante de la columna cervical y por detrás de las fosas nasales, de la cavidad bucal y de la laringe.
Se divide en tres niveles que son, de arriba abajo: nasofaringe, orofaringe y laringofaringe.
En la porción de la nasofaringe se abren los orificios de la trompa auditiva de Eustaquio; esta trompa se comunica con el oído medio y equilibra su presión aérea. El exceso de presión de una resonancia vocal a este nivel puede abrir la trompa y llegar al oído medio; esta anomalía provoca sensación de picor en los tímpanos.
En su parte inferior se encuentra el velo palatino, de donde “cuelga” la úvula o campanilla. El velo del paladar es el encargado de cerrar el conducto faríngeo; actúa pues, como una válvula; en el habla o en el canto cierra el conducto para producir los sonidos orales y lo abre para producir los sonidos nasales. También se cierra completamente para la deglución, evitando que accedan a la nariz partículas alimenticias.
La porción orofaríngea se comunica por delante con la cavidad bucal.
En la porción laringofaríngea encontramos, en su cara anterior, la epiglotis, que pertenece ya a la estructura de la laringe y se describirá con ella.
LA BOCA
En el techo de la boca distinguimos, en su porción anterior, el paladar óseo, y en su porción posterior, el paladar blando, el cual continúa con el velo palatino. Las paredes laterales están formadas por los dientes y las mejillas, y la parte más anterior, por los incisivos y los labios. En el suelo de la boca encontramos la lengua, órgano muscular, extraordinariamente móvil y que por su inserción en el hueso hioides está relacionada íntimamente con la movilidad de la laringe. En la boca se articulan los sonidos orales de la palabra y el canto.
La boca es el principal resonador de la voz hablada y cantada.
La faringolaringe continúa hacia abajo, compartiendo estructuras con la laringe.
La dimensión vertical de la faringe varía de forma voluntaria e involuntaria, para adaptarse a las demandas resonanciales del cantante. Así, ésta puede alargarse, estrecharse, elevarse y descender merced a la participación ordenada de los músculos constrictores de la faringe, la retropulsión de la lengua, los movimientos de inclinación de la cabeza (flexoextensión), movimientos de elevación y descenso de la laringe, movimiento de la mandíbula y con el grado de tensión de los músculos suprahioideos e infrahioideos.
Podemos comprender ahora la importancia de un buen equilibrio en las tensiones musculares ante la adaptabilidad de la faringe.
LA LARINGE
La laringe es el órgano esencial de la fonación. Es un órgano impar y simétrico, en forma de cono vacío tapizado interiormente por una mucosa y ubicado en la parte media y anterior del cuello. Está compuesto esencialmente por cartílagos unidos entre sí por ligamentos y músculos que le facilitan la movilidad.
En la parte superior de la laringe encontramos el hueso hioides. La movilidad de este hueso resulta esencial para el funcionamiento natural de la voz.
El hueso hioides es el aparato suspensor de la laringe. Podemos observar que al hablar o cantar, la nuez del cuello presenta movimientos verticales constantes; estos movimientos son necesarios para la articulación de las vocales; por ejemplo, cuando articulamos la /i/, la laringe asciende, y cuando articulamos la /u/, desciende. Tres grupos de músculos facilitan la ejecución de estos movimientos.
El hueso hioides tiene forma de semianillo cóncavo hacia atrás, situado exactamente por encima del cartílago tiroides, al cual está unido por diversos ligamentos.
Podemos entender que el aparato suspensorio de la laringe es de suma importancia a la hora de hablar o cantar, por ello haré una pequeña descripción de los músculos más implicados en la voz.
Estos músculos se dividen en dos grupos: músculos infrahioideos y músculos suprahioideos.
Los músculos infrahioideos vinculan el hueso hioides y el cartílago tiroides con la clavícula, el esternón, la escápula y el primer cartílago costal.
Los músculos infrahioideos son cuatro: esternotiroideo, tirohioideo, esternocleidohioideo y omohioideo.
Estos músculos descienden la laringe al atraer hacia abajo el cartílago tiroides y el hueso hioides. Además ayudan a descender la mandíbula en la abertura forzada de la boca.
Los músculos suprahioideos vinculan el hueso hioides con el cráneo. Nos interesa particularmente saber que estos músculos relacionan también el hioides con el suelo de la boca y la mandíbula.
Los músculos suprahioideos son cuatro: genihioideo, milohioideo, digástrico y estilohioideo. Estos músculos son elevadores de la laringe y colaboran en la apertura de la boca.
Nos conviene saber las relaciones de estos músculos con el aparato fonador al trabajar la postura corporal y las tensiones musculares.
Figura 2. Visión anterior de la laringe.
Los principales cartílagos de la laringe son: la epiglotis, el tiroides, el cridoides y los aritenoides.
La epiglotis es un cartílago elástico en forma de lengüeta prolongada que recuerda una raqueta de tenis. La lengüeta se sitúa por detrás de la base de la lengua y el mango se prolonga hasta fijarse en el cartílago tiroides (estuche de las cuerdas vocales). La epiglotis hace de tapadera de la vía respiratoria baja en la deglución; en el momento de deglutir, la laringe sube y la epiglotis baja, cerrando el conducto y dejando paso libre a los alimentos hacia el esófago. Cuando esta función no se cumple correctamente, una partícula alimenticia puede acceder a la vía respiratoria (es cuando decimos que “se ha equivocado de camino”); en tal caso, la tos será la encargada de expulsar el cuerpo extraño.
El cartílago tiroides es el más grande y tiene forma de libro abierto hacia atrás. Está constituido por dos láminas cuadriláteras que se unen en la línea media originando en esta zona una prominencia llamada nuez o bocado de Adán, más visible en el varón. Las dos láminas son más o menos planas y presentan prolongaciones o astas que corresponden a sus ángulos posteriores. Las astas inferiores se articulan con el cartílago cricoides.
El cartílago cricoides tiene forma de anillo de sello; es el más inferior de los cartílagos de la laringe. En la parte superoposterior, y a cada lado, se sitúa la articulación correspondiente a los cartílagos aritenoides. La parte inferior del cricoides indica el final de la laringe y se halla unida al primer anillo traqueal.
Los cartílagos aritenoides son pares y simétricos. Tienen forma de pirámide triangular y en su base se articula el cartílago cricoides. Lateralmente se prolonga hasta el músculo vocal, que constituye el esqueleto de la cuerda vocal o pliegue vocal.
La superficie interna de la laringe está recubierta por una mucosa que continúa hacia arriba con la de la faringe y hacia abajo con la de la tráquea.
A ambos lados de la superficie interna de la laringe encontramos dos pares de pliegues superpuestos: las bandas ventriculares, o falsas cuerdas, y las cuerdas vocales. Las bandas ventriculares tienen función protectora de la vía respiratoria baja y no se relacionan con la voz, salvo en determinadas patologías.
Figura 3. Visión de la laringe seccionada en sentido craneocaudal.
Las cuerdas vocales son en realidad unos pliegues situados por debajo de las bandas ventriculares, los cuales en su espesor contienen el músculo vocal y el ligamento vocal; este ligamento es de color blanquecino y la mucosa que lo cubre le da un aspecto brillante. El ligamento vocal se encuentra en el borde de cada pliegue y semeja una cuerda; de ahí su nombre: cuerdas vocales.
Las cuerdas vocales se insertan, en su parte anterior, en el cartílago tiroides, y su porción posterior, en los aritenoides, donde se articulan. Se abren o se cierran en función de los movimientos que realizan los aritenoides, y se alargan o se acortan en función de los movimientos basculares del cartílago tiroides.
La longitud de las cuerdas vocales es aproximadamente de 10 a 25 mm (según diferentes autores); son más largas en el hombre que en la mujer.
Toda la mecánica vocal es posible gracias a la acción coordinada de una serie de músculos y de los nervios que los inervan. Insisto en aclarar que su descripción detallada no es el objeto de esta obra.
El espacio que se encuentra entre ambas cuerdas vocales se llama glotis. A este nivel, la laringe se divide en tres parte: glotis, supraglotis si está por encima, y subglotis si está por debajo.
Entre las bandas ventriculares y las cuerdas vocales encontramos un espacio llamado ventrículo de Morgagni.
Figura 4. División de las zonas de la laringe.
En posición respiratoria, las cuerdas vocales permanecen abiertas dejando libre la vía respiratoria. En la fonación o el canto, se cierran.
La voz se produce a partir del aire espirado al pasar por las cuerdas vocales en actitud cerrada. Ante la voluntad de hablar o cantar, las cuerdas se cierran de manera que el aire procedente de los pulmones no puede salir; se crea entonces una presión subglótica que debe vencer la resistencia que le ofrecen las cuerdas vocales. La mucosa que tapiza las cuerdas vocales es móvil y cede ante la presión, formando unas pequeñas ondulaciones verticales que transportan el aire a diferentes velocidades. Cada apertura es un ciclo (ciclos por segundo); la suma de estos ciclos determinará la frecuencia fundamental o tono. A mayor velocidad de apertura y cierre, mayor altura tonal. La frecuencia se mide en hercios. Se puede ver la relación que corresponde a cada tono en ciclos por segundo en la figura 12.
Figura 5. Visión de laringe. A. En la inspiración. B. En la fonación.